
Son muchos los factores que impiden que los filmes aztecas reinen en la taquilla, crítica y corazones del público. Con honrosas excepciones, claro.
Obviamente, la respuesta a como cambiar esta situación no la vamos a encontrar en una listucha como esta. Pero si hemos de comenzar en algún lado, estas son 9 acciones que podemos hacer para mejorar la industria del cine en México:
(sueños guajiros, venid a mí)
9. Comisiones de filmación en todos los estados
Esto suena a burocracia (y lo es), pero a la larga no es más que hacer las cuentas claras y parejas pa’ todo el mundo. Homologar en todos los Estados todos los procesos y solicitudes que necesita la industria cinematográfica, rósters de locaciones, directorios de proveedores, etc., etc., etc. ¿A poco no sería padrísimo ya saber con quien dirigirte si queremos grabar o filmar X estado, en vez de andarte encargando al Santo de tu preferencia cada vez que te toca salir de CDMX?
Esto no sólo facilitaría la chamba de todos los que trabajan en la industria, sino que a la larga crearía conciencia en la población: entenderían que existen mecanismos que HACEN películas, que los filmes que se ven en pantalla se pueden HACER en México, etc., etc.
8. Descentralizar servicios …e historias
El cine de México no es sólo Ciudad de México …Aunque la mayoría de las películas aparenten que sí.
Es valido que se hagan tantas películas en la Capital (nadie le dice así). Pero hay 31 estados que también quieren hacer cine y verse en el cine.
De las últimas cintas mexicanas que han visto, ¿cuántas eran absolutamente necesarias que se desarrollaran en la Ciudad de México? Una comedia romántica puede suceder en Tijuana o en Cozumel, una historia de terror puede ocurrir en Matamoros o en Morelia.
Si, sí, ya se: “el público no quiere ver historias de provincia”. Pero, ¿eso es cierto, o sólo un mito que hemos propagado generación tras generación?
Y claro, decirlo es mucho más fácil que hacerlo. Sacar producciones de la zona metropolitana de Ciudad de México conlleva gastos extra… Pero ahí es donde las labores de las Comisiones de filmación podrían entrar al quite.
7. Profesionalizar el cine
No bastan el CCC, el CUEC o las licenciaturas de cine en contadas universidades del país para hacer de México una potencia fílmica. Hay que encontrar la manera de crear más y mejores profesionales del cine en todas las ramas: sean actores, fotógrafos o diseñadores de sonido. Incluso los vendedores / distribuidores / promotores del producto final (la película en si) deberían tener una forma de profesionalizarse.
6. Entender que antes de ser arte o negocio, el cine es entretenimiento
Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre. Es decir, ni cine reciclable e inconsecuente (ahí te hablan, cine gringo)… Ni cine experimental que sólo el autor entiende. Si queremos salas llenas, si queremos más salas con títulos mexicanos, si queremos que esas obras singulares, inteligentes y propias de cada autor lleguen a públicos masivos, hay que encontrar la manera de hacerlas entretenidas y accesibles al público.
Esto es muy debatible, claro. En un mundo ideal, la creación de la obra sólo debería obedecer las habilidades e intenciones del autor. Pero vivimos en un mundo en el que el cine necesita de públicos para existir.
El chiste no es hacer cine como en maquila. Eso sería aburrido y decepcionante.
Y tampoco se trata de hacer cine arrogante e incomprensible, indiferente al público. Para el caso, mejor no uses dinero público, ni esperes que la gente pague por verla.
Lo mejor es un compromiso: crear historias únicas, con un lenguaje cinematográfico esmerado, que no pongan una barrera entre la obra y la audiencia. Obras que entretengan.
En otras palabras, el cine es para que el autor se exprese …y para que el público se transporte / conmueva / entretenga con lo que ve en pantalla.
5. Dejar de sobrevivir a base de subsidios
Uy. Esta duele. En México la industria del cine es un hoyo negro para los inversionistas (si se acercan no se les vuelve a ver). Por eso sólo subsiste a base de dinero público o de estímulos fiscales.
¿Pero qué pasará el día que ninguno de estos dos existan?
Si algún mandatario llega a decir “¡adiós 189!”… Esto va a ser una lloradera.
Por eso tenemos que aprender / encontrar / construir la forma en que toda la maquinaria cinematográfica mexicana exista con inversión privada.
Parte de este problema es que muchos de los estímulos son a fondo perdido. Es decir, cuando se estrenan películas con estos mecanismos y pierden dinero en la taquilla, po’s, “no hay fijón”. Por eso no hay iniciativa privada que le entre.
Y lo entiendo. Es una forma “safe” de generar contenido/obras. Si le va mal en taquilla a tu título, nadie va a venir a regañarte. Pero a la larga, esto mermará los fines comerciales y de entretenimiento.
Si queremos que el cine mexicano sobreviva, no podemos atenernos a la bondad de administraciones de gobierno para siempre (pero hay que aprovechar mientras dura).
4. No hacerle el feo al cine de nicho
Terror, ciencia ficción, fantasía o musicales son subgéneros que la mayoría de la gente ve por encima del hombro por no ser dramas. Osh.
Ya va siendo hora que entendamos que una película puede ser buena (¡o hasta un clásico!) independientemente de su género. No todo tiene que ser dramones marca NOSOTROS LOS POBRES o EL REBOZO DE SOLEDAD para que le den la seriedad necesaria. MACARIO (fantasía) o LOS TRES HUASTECOS (musical) nos mostraron desde hace mucho que cuando México hace cine de género, le puede salir muy bien.
3. Cortejar historias únicas
Las comedias románticas, los dramas familiares y las películas de susto son productos esenciales en toda la cinematografía mundial. Pero si la intención es despuntar, nacional e internacionalmente, hay que pensar fuera de la caja. Una vía es crear cosas singulares e irrepetibles. HEREDITARY y GET OUT, son ejemplos de historias comercialmente sanas y artísticamente singulares que se pudieron haber hecho dentro de las posibilidades del cine mexicano (ahí disculpen el malinchismo de los ejemplos). Y esto ya lo saben desde el delirio fantasioso de Guillermo del Totoro (CRONOS) e Isaac Ezban (EL INCIDENTE, LOS SIMILARES), hasta don Amat Escalante y su… su… su muy especial visión (LA REGIÓN SALVAJE). ¿Para cuando un thriller tipo MEMENTO o un SHALLOW GRAVE mexicano? ¿Un OLDBOY o un THE CHASER en español?
2. Crear la cultura del guión cinematográfico
Uy. La más difícil de todas. En México no sólo no hay industria del guión, sino que no hay cultura del guión. Este es el primer y más importante paso para crear una historia nueva… Y es el que más se saltan, olvidan o menosprecian. En las escuelas de cine se les enseña sobre la imagen y el sonido a lo largo de la carrera, pero el guión se da por visto y entendido en 1er semestre, ¡y se acabó!
En condiciones ideales (o mínimas), el guión debe ser trabajado y retrabajado, filtrado y pasado por fuego antes de llegar a la etapa de preproducción de un proyecto. En la práctica, los mismos directores (quienes ultimadamente son los impulsores de los proyectos) creen que con llegar al draft 5 ya es suficiente.
En pleno 2018, hay estrenos mexicanos en salas que cojean de estructura, que adolecen de malos diálogos, o que están plagados de plot holes (fallas en la lógica). ¿Porqué? Porque armar un proyecto cinematográfico implica tanto esfuerzo, que lo último que se revisa o se le da una repasada, es al pobre guión.
Y no digan que no. Porque entonces la alternativa de esos terribles estrenos mexicanos en salas es culpa del director, o del actor, o del editor, etc. ¿Ah, verdad? Entonces mejor culpemos a la falta de cariño al guión.
Y es que es cierto que cualquiera puede escribir.
Pero no cualquier puede escribir bien.
En otras palabras: arreglen el pinche guión antes de producir, y verán como repunta la calidad de los títulos mexicanos.
1. Ver más cine mexicano
Obvio y de cajón. ¿Cómo mejorar si no sabemos que mejorar?
Desde el muy pequeño círculo de su servidor, es sorprendente la cantidad de creadores y artistas cinematográficos mexicanos que simplemente NO ven cine mexicano. Válgame. Po’s si no lo quieren ver por gusto, véanlo por chamba. Véanlo por generar industria. Si ya no es por amor, véanlo por curiosidad.
Y lo mismo va para profesionales como para estudiantes. Salen de las escuelas de cine sin haber ido a salas a ver filmes aztecas.
A ver: háganse la prueba ustedes. En lo que va del 2018, ¿cuántas películas mexicanas del 2018 han visto EN CINES?
Tenemos suerte de vivir momentos en que usualmente hay un estreno mexicano en cartelera a la semana. Aquellos que tengan memoria, recordemos que en los 90s y 80s, esto no era ni remotamente el caso.
Hay que aprovechar.
Hay que ir a las salas, pagar boleto, ver… y juzgar. O apreciar. O si nos va bien, disfrutar del cine nacional.
¿…A alguien más se le ocurre otra manera de apoya al cine mexicano?