
Punto de debate: ¿las películas producidas y distribuidas por Netflix, Amazon, Hulu u otras plataformas similares merecen la misma consideración que las películas estrenadas en salas de cine?
Sí.
Claro que sí.
Vámonos por partes:
Hace semanas, Steven Spielberg, el director de cine más exitoso en términos de taquilla e impacto cultural (es el único realizador con más de 10,000 millones de dólares en ingresos en salas de cine) dijo algo así como “las películas de Netflix no merecen ser consideradas para premios cinematográficos, sino para televisivos”.
A este pensamiento le hizo eco el mismísimo Festival de Cannes, retando a la plataforma Netflix a no considerarla para ninguna de sus preseas si no estrenaba antes en salas -y por determinado número de tiempo- sus producciones.
Órale.
Ouch.
La presión tácita de parte de distribuidoras tradicionales de cine hacia el festival ha de ser brutal y constante. Además de que directores de la talla de Christopher Nolan, Quentin Tarantino y James Cameron han menospreciado o criticado severamente a la plataforma. Incluso actores estimados como Helen Mirren se han expresado mal de ella.
¿Pero que es lo que realmente hace una diferencia entre una película estrenada en salas y otra estrenada en Netflix?
¿El lugar donde se proyecte es suficiente razón? Ciertamente ver una película en pantalla grande es una experiencia distinta a verla en una tele de 30 pulgadas. ¿Pero eso es suficiente para restarle calidad a la historia? ¿A las actuaciones? ¿Al nivel de producción? No.
¿Será el formato, entonces? Tampoco. Las películas hechas para televisión (canales como Hallmark o las “movie of the week” de cadenas como ABC, CBS o NBC) se adhieren a un formato o estructura que permiten cortes comerciales. Ese no es el caso de las cintas Netflix, las cuales corren sin cortes comerciales, con una estructura dramática equiparable a las de estrenos en salas.
¿Qué tal los presupuestos? Lo dudo. Si bien las plataformas se rehusan a soltar datos concretos de costos totales de producción y publicidad, simplemente ver los resultados finales en pantalla hablan de millones de dólares invertidos. The Crown de Netflix, aunque serie y no largometraje, cuesta aproximadamente $130 millones de UD dlls por temporada.
¿Entonces será cuestión de nombres conocidos en la “cartelera”? Para nada. Jim Carrey, Robert DeNiro, Idris Elba, Selena Gomez, Dustin Hoffman, Rooney Mara, Brad Pitt, Paul Rudd, Robert Redford, Keanu Reeves, Adam Sandler, Ben Stiller, Tilda Swinton, Emma Thompson, Elijah Wood… ¡Will Smith! Cada uno de ellos ha aparecido en una o más cintas originales de Netflix en los últimos 2 años.
Para otoño del 2018, Sandra Bullock, Kevin Costner, Woody Harrelson, Jake Gyllenhaal, John Malkovich y Chris Pine -entre otros- se les habrán unido.
Y ni empecemos con el talento de fotógrafos, editores, compositores o escritores que también han trabajado en proyectos de este tipo.
En resumen… La diferencia entre películas estrenadas en salas y las estrenadas en plataformas tipo Netflix, Amazon, etc., no tienen que ver con su nivel de producción. Ni con su desarrollo. O su presupuesto. O los nombres delante o detrás de cámara.
¿Entonces porqué tanto rechazo a la procedencia de estas películas?
Rehusarle la entrada al Festival de Cannes a cintas hechas para plataformas es un prejuicio infundado, una decisión basada en opiniones que pertenecen épocas ya dejadas atrás.
Si el cine pudo evolucionar a un medio con sonido, con color, ¿porqué no a un nuevo tipo de acceso con el público?
Es como juzgar a un libro por su portada.
Lo importante es la historia, no la pantalla donde se proyecte.
Pero esto será temporal.
Por cada Nolan hay un Ridley Scott que ve la plataforma con mejores ojos. Por cada Spielberg que se rehusa darle su lugar al medio, hay un Peter Jackson considerando producir una serie de El Señor de los Anillos con Amazon (con un presupuesto de mil millones de dólares: la más cara de la historia).
Alfonso Cuarón, Paul Greengrass, Jeremy Saulnier, Noah Baumbach y Frank Marshall (con sus restauraciones de películas de Orson Welles) están por estrenar filmes marca Netflix. Angelina Jolie y Werner Herzog dirigieron sus más recientes cintas para ellos. David Fincher lleva años produciendo series para la plataforma. Y un prometedor director de nombre Martin Scorsese está por estrenar película con Robert DeNiro y Al Pacino en el elenco.
Negarle la oportunidad a Netflix, Amazon, Hulu y demás plataformas la oportunidad de aspirar a una Palma de Oro simplemente porque su mayor negocio está en la web y no en salas de cine es un paso en la dirección equivocada.
Pecaré de ingenuo, pero creo que se debe premiar la calidad, no al bolsillo que beneficia.
A menos que quieran despertar al león y enfrentar la furia de Netflix y su plan de comenzar a comprar salas de cine.